En 1948, Ferdinand Porsche diseñó un coche que supondría un antes y un después en la historia del automovilismo. El Porsche 356 fue el primer vehículo de producción de Porsche, el abuelo del famoso 911 y primo-hermano del VW Beetle. Actualmente se cuentan unos 30000 ejemplares de este modelo y muchos de ellos son muy cotizados y se consideran verdaderas piezas de coleccionista, por lo que es casi una blasfemia meterle mano a un 356 si no es para restaurarlo.
Así que... ¿quién mejor que los chicos de Type 2 Detective para cometer este atentado contra los coleccionistas más puristas? El caso es que este 356 sigue la tendencia iniciada por los propietarios más jóvenes de Porsche, que no dudaban ni un momento en modificar sus vehículos para convertirlos en auténticos bólidos callejeros. Nuevas suspensiones, componentes y accesorios para el motor de última generación... cualquier cosa que alejara al Porsche de la mentalidad del "concourse di elegance". El movimiento "Outlaw" es lo que tiene, los coches son para ser conducidos, no para estar aparcados.
El proyecto empezó como cualquier otro, un cliente de T2D les dejó su Porsche 356 de 1958 para que metieran sus grasientas manos en él, pero con una condición: tenía que servir para desplazarse diariamente por Londres sin preocuparse de estropear la pintura y sin tener complicaciones a la hora de circular. Al instante T2D lo tuvo claro, "pintaremos el coche como si se hubiera pintado hace años y se hubiera usado diariamente, así conseguiremos un look auténtico y poco común".
Pero antes de empezar con el inusual trabajo de pintura había que reforzar la estructura del coche para hacerlo fuerte y seguro. Los paneles de chapa recibieron un contundente repaso para eliminar imperfecciones y mejorar el aspecto exterior del pequeño 356, un trabajo minucioso a la altura de las mejores preparaciones. La parte más divertida llegó al instalar el nuevo sistema de suspensión neumática, capaz de rebajar la altura del coche hasta que el chasis bese el suelo. El equipo de T2D reconstruyó por completo el esquema de la suspensión delantera y ubicó los componentes de la suspensión neumática bajó el capó delantero. La preparación se remata en el exterior con unas impresionantes llantas que son la versión aumentada de las famosas Fuch originales.
En el interior del Porsche solo se conserva lo necesario e imprescindible para la conducción, cualquier elemento superfluo o de comodidad se ha eliminado. La chapa al descubierto inunda el interior, donde encontramos tan solo dos asientos propios de los 356 de competición (con tan solo dos cojines para hacerlos más cómodos) y un elegante volante de madera firmado por EMPI.
Todo encaja a la perfección en este pequeño diablo de motor trasero y su afortunado dueño ya lo pasea orgulloso por las calles de Londres, 100% actitud.
P.D.: Las fotos están sacadas de StanceWorks.
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